Contribuyó a elevar la visibilidad de la naturaleza argentina
Desde muy joven mantuvo actividad en medios de comunicación. Su primer artículo con textos y fotografías en un medio masivo fue publicado en la revista “Conozca Más” de la Editorial Atlántida en 1987, a regreso de la primera campaña en busca del lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis) en los esteros del Iberá y proponía presentar la reserva natural al gran público. Por entonces, se trataba de un área natural en ciernes, con gran potencial pero todavía reservada a unos pocos aventureros dispuestos a llegar para dormir en carpa o “de prestado” en algún rincón, ya que no había facilidades de ningún tipo para los turistas.
Durante su primera entrevista televisiva de alcance nacional en 1994, llevó la opinión institucional de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) a un programa conducido por la actriz y cantante Nacha Guevara, quién esperaba su apoyo en una campaña “anti-pieles”. Sin embargo, la conductora se encontró con el fundamento de una opinión orientada al "uso sostenible" de la fauna silvestre, incluso a través del aprovechamiento de sus pieles (bajo ciertas y determinadas condiciones que garantizaran la conservación del recurso y promovieran la economía rural y regional).
Más tarde sería entrevistado por periodistas de audiencia consagrada como Rolando Hangling, Canela (Gigliola Zecchin) o Magdalena Ruiz Guiñazú, e integró paneles de opinión en noticieros o radios en varias oportunidades de la Argentina, Uruguay, Brasil y otros países, siempre relacionado con temas ambientales de coyuntura.
Escribió artículos columnas de opinión firmadas en diarios y revistas, que llegarían al medio millar a lo largo de los años: Weekend, Tiempo de Aventura, Conozca Más, Descubrir, Supercampo, Anteojito, Genios, En Vuelo, First, Viva, Sojourn, La Nación, Aves Argentinas, Vida Silvestre y Noticias, entre otras. Desde el anonimato, colaboró con el periódico La Nación, redactando “editoriales”, dedicadas a instalar en la opinión pública temas medioambientales de rigor. Por ejemplo, aportó cuatro de ellas en el período de seis meses en que la Ley de Bosques se mantuvo bajo tratamiento parlamentario en el congreso nacional.
Por dos años (1994 a 1996) desarrolló la serie de fichas coleccionables de “Animales” de la revista Caras (Editorial Perfil) que, hasta entonces, se dedicaba a especies "tiernas" o carismáticas, sean silvestres o domésticas, en su mayor parte exóticas. Bajo su comando la serie tomó el cariz de especies nativas de la fauna silvestre argentina.
Fue protagonista, junto a su hijo Aníbal Andrés de 9 años y el agente de conservación Mario Beade, de un capítulo de una serie televisiva de Discovery Chanel y la señal brasileña Globo, dedicada a especies silvestres en riesgo de extinción, para el caso el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) en la Bahía Samborombón (Buenos Aires). Mientras el padre coordinaba las acciones de conservación, que incluían el seguimiento por radiotelemetría, los censos aéreos de la población de ciervos y la prevención de la caza furtiva, el niño resolvía el papel de un joven “adoptante” simbólico de un venado, según la premisa del programa “Adopte un Venado” de la FVSA.
En 2002 acompañó a la piloto de helicópteros Jennifer Murray y su copiloto Colin Bodill en su proeza de unir los polos Norte y Sur en su nave Bell 600, atravesando distintas situaciones naturales relevantes del continente, bajo los auspicios del (WWF). En su paso por la Argentina, la FVSA le pidió organizar la ruta que conectaría sitios naturales de interés, subiéndose a la nave con los pilotos en Puerto Iguazú, para compartir su viaje de 10 hasta Punta Arenas (Chile), atravesando la Argentina de norte a sur, documentando y reportando noticias en vivo a la audiencia que seguía las vicisitudes del equipo. Días después Jennifer y Colin sufrirían un accidente en la Antártida, del que lograron salvar milagrosamente sus vidas, aunque la operación abortó y la nave quedó sepultada en la nieve.
Entre las acciones de mayor impacto que se le asignan en materia de comunicación y concienciación, la creación y dirección de varios boletines de noticias, impresos o electrónicos, a lo largo de gestiones al frente de programas de conservación, como “Novedades de Refugios” (noticias relacionadas con la red de reservas naturales privadas de la FVSA), la “Gramilla Migratoria”, noticias vinculadas a los programas pastizal pampeano y aves migratorias o el boletín informativo de la Alianza del Pastizal.
Pero fueron sus períodos al frente de las dos revistas más importantes de naturaleza de la Argentina, los momentos de mayor visibilidad, amplitud y profundidad de su acción de comunicación en temas de naturaleza. Dirigió primero la revista “Vida Silvestre” (Fundación Vida Silvestre Argentina) y más tarde “Aves Argentinas, Naturaleza y Conservación” (de la organización Aves Argentinas).
En ambos casos redefinió la estructura de contenidos, renovando equipos editoriales hacia una “nueva pauta”. Delineó cada número, convocando autores, planteando los temas relevantes del momento, editando y corrigiendo textos, seleccionando y editando fotografías, y participando activamente del diseño gráfico. Desarrolló las secciones fijas junto a dibujantes, infógrafos y curadores, incluyendo varios concursos fotográficos.
Complementariamente desarrolló, en dos oportunidades, los anuarios de la fundación, innovando en su diseño general y resolviendo publicaciones originales. El Anuario 2002-2003 fue una publicación particularmente celebrada y novedosa: con un corte de apertura frontal, laca sectorizada sobre fondo blanco y un bolsillo posterior que alojaba un desplegable para presentar la contabilidad. El anuario en sí presentaba una suerte de “diagnóstico ambiental del país”, con el historial de gestiones de la entidad, no sólo durante el período, sino a lo largo de su recorrido institucional.
Todas sus acciones de conservación fueron acompañadas con el desarrollo de folletos, posters, publicaciones especiales, cuadernillos, historietas o calcomanías. Para su desarrollo dio cuenta de un “banco de imágenes” en diapositivas, que creció hasta alcanzar las 80 mil entradas en base de datos que se mantuvo actualizada y al servicio de distintas editoriales y publicaciones, con lo que, durante años, fue uno de los fotógrafos de naturaleza más prolífico en materia de publicaciones de la Argentina.
Esto le valió algunos de los premios señalados en otras secciones de este sitio, como la Pirámide de Plata del Foto Club de Buenos Aires y la Fundación Académica de Artes Visuales y los premios ADEPA (Asociación de Periodistas de la Argentina) en dos oportunidades (1999 y 2003).
Su libro de “Mamíferos de la Argentina y la región austral de América del Sur”, publicado bajo la colección “Patrimonio Natural” de la editorial El Ateneo fue señalado como una de las publicaciones más importantes en materia de zoología en la Argentina y se convirtió en una referencia obligada para estudiantes, docentes y funcionarios públicos de áreas de conservación y manejo de fauna silvestre. Con el mismo, obtuvo el premio "Conservar el Futuro" 2002.
Su publicación especial para suscriptores de la revista “Tiempo de Aventura” llamada “Mesopotamia Silvestre”, fue un tablero de aprendizaje para el desarrollo de publicaciones de gran formato completas (diseño conceptual, textos y fotografías de su autoría), que conducirían a la realización de libros para Laboratorios Bagó, siguiendo la convocatoria y coordinación de la prestiosa periodista Canela.
Entre sus publicaciones con perfil técnico y científico, se destacan aportes al uso sustentable de los recursos naturales, la compatibilización entre producción rural y conservación de la naturaleza, registros de especies silvestres novedosas, ecología de especies amenazadas de extinción, funcionalidad de los ecosistemas y conflictos entre naturaleza y sociedad humana, sin dejar de abordar temas polémicos desde una mirada original. Por ejemplo, destacando la importancia del fuego (apreciado por la sociedad como un factor destructivo en la naturaleza), en su rol sostenedor del equilibro en ciertos ecosistemas (Capítulo 11 del libro "Fuego en los ecosistemas argentinos", A. Parera: Efectos del fuego sobre la fauna silvestre).
Su más reciente proyecto se apoya en la experiencia ganada con esos libros de formato "arte": se trata de la realización de una colección sobre “Provincias de la Argentina”, que inició con “Estancias de Corrientes” y continuó con “Formosa y Salvaje”.